29ª Edición

2001

La madrugada del primero de enero de 1994, justo cuando entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio entre México, E.U.A. y Canadá, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional hizo su aparición pública en Chiapas, declarándole la guerra al Gobierno Federal, entonces encabezado por Carlos Salinas de Gortari, desfalcador de la nación como pocos presidentes de México. El levantamiento zapatista cimbró  la conciencia nacional y obligó a los mexicanos a ver el México profundo y miserable, el de las comunidades indígenas, marginadas desde siempre de los beneficios del progreso “nacional”. Desde el principio, las armas principales de los zapatistas fueron las palabras y los símbolos, la guerra mediática suplantó a la confrontación militar directa. Y en lugar del tradicional foquismo guevarista, se conformó un ejército popular bajo las órdenes de las autoridades políticas de las comunidades, haciendo del EZLN la primera guerrilla del siglo XXI. Han pasado siete años del levantamiento y las comunidades indígenas de Chiapas siguen sufriendo los efectos de la guerra de baja intensidad a la cual han estado sometidas desde 1995. Aunque Vicente Fox finalmente retiró al ejército federal de las siete posiciones solicitadas por el EZLN como condición para el diálogo, las  tropas federales no se han movido de las más de doscientas posiciones que mantienen en Chiapas, ni se han desarmado los grupos paramilitares. Por otro lado, la reciente aprobación por el Senado de una enmendada Ley Indígena, que traiciona el espíritu de los Acuerdos de San Andrés al alterar aspectos tan sustantivos como el de no considerar a las comunidades indígenas como sujetos de derecho público sino tan sólo de interés público, ha suscitado el rechazo del EZLN, del Congreso Nacional Indígena y de amplios sectores de la sociedad civil, dejando pendiente el Diálogo por la Paz, al no resolver, por lo menos en el papel, la deuda histórica de la nación mexicana con sus pueblos originarios. Dentro de este contexto general, los dos documentales que se presentan en esta muestra, abordan dos aspectos muy distintos de lo que es un fenómeno muy complejo. “Chenalhó, el corazón de los Altos”, nos muestra uno de los efectos de la guerra de baja intensidad, que es la destrucción y expulsión de sus comunidades de indígenas tzotziles de la región de los Altos, al norte de la región zapatista. En Chenalhó hay un importante número de desplazados que se adaptan estoicamente a su precaria situación, siempre con la esperanza de poder volver a sus comunidades y reconstruirlas. El documental aborda especialmente a los niños desplazados, en los cuales se evidencia el trauma de la guerra en el recuerdo pesadillezco de helicópteros rasantes y otras formas de violencia de las que han sido testigos. También se ve como a pesar de todo, la comunidades logran resistir y mantener el tejido social por medio de sus seculares formas organizativas de autogobierno. Por otro lado, “Los Zapatos de Zapata” aborda el tema de la muerte de Emiliano Zapata sumergiéndose en el aspecto mítico del personaje por medio de las distintas versiones que al respecto tiene el imaginario colectivo. Unos afirman que sí, que lo mataron en Chinameca en 1919, otros dicen que no, que se fue a Arabia en un barco de guerra, otros cuentan que cabalga de noche por las montañas del Sur… El documental incluye material original de archivo del entierro de Zapata, entrevistas a descendientes y gente que lo conoció y una reflexión del Subcomandante Marcos sobre como ven los zapatistas de ahora al simbólico personaje que da nombre a su movimiento.

Samuel Larson Guerra

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Publicar comentario