27ª Edición
1999
Los cortometrajes son como respirar… pasan en un suspiro o son eternos. A veces cuesta mucho respirar… y por lo general también cuesta muchísimo esfuerzo hacer cortometrajes pero sin ellos el cine dejaría de existir, de perpetuarse, de reinventarse a sí mismo.
Las películas cortas no son sólo la tarjeta de visita de los nuevos aprendices de brujo que se han enfrentado por primera vez a la fisicidad del celuloide, de la cámara, de los actores generosos que apoyan a su ilustre director desconocido. El cortometraje es un género indiscutible, una fórmula narrativa única de contar historias en el cine, una puerta permanentemente abierta a la investigación y la experimentación fílmica. Hay películas cortas fascinantes, irrenunciables, auténticas joyas del séptimo arte.
Haciendo tiempo y memoria recordamos que las películas de los pioneros fueron cortas. Lo mejor de Chaplin, Buster Keaton, Melié, Buñuel y tantos otros se destila en muy pocos minutos.
Haciendo el presente se respira que los tiempos están cambiando… “El cortometraje está de moda”, ha conquistado a un público fiel que acude puntualmente a la cita que los festivales de cortometraje ofrecen al espectador intrépido y que sigue con atención programas pioneros como “Metrópolis” de TVE y “Piezas” de Canal + emitidos por televisión. La demanda de cine corto se multiplica, su prestigio se consolida y aventureras maravillosas como Alessandra Amitrano escriben y publican tesis doctorales sobre el cortometraje hispano.
También se respiran afortunadamente aires transatlánticos… la puesta en marcha del programa Ibermedia y la razonable certidumbre de que la comunidad cinematográfica hispanoamericana puede aliarse y compartir mercados y sueños posibilita la concepción de un mercado iberoamericano del cortometraje que estimule la difusión de los filmes cortos en las pantallas europeas y viceversa y que colabore en la promoción de los nuevos y necesarios cineastas.
Sirva esta breve reflexión para concienciar a productores, televisiones e instituciones culturales de la necesidad de apoyar y fomentar el cortometraje iberoamericano y a sus creadores porque sin ellos, sin su talento y entusiasmo el cine dejará de respirar.
Sonia Llera