18ª Edición
1990
Llegan con una sombra de perplejidad colgando todavía de sus rostros y llegan, también, dispuestos a comerse el mundo. Con la fe del converso buscan su acomodo en la antes conocida como la decadente y burguesa sociedad occidental. Están dispuestos a aburguesarse más que nadie y a ser todo lo decadentes que las circunstancias les permitan. De momento, ya se sabe que el camino largo, no demasiado. Falta dinero y faltan hábitos. Los ciudadanos de los países del derrumbado Telón de Acero van a tener que entrenarse mucho para coger el paso de sus idolatrados vecinos de la Europa capitalista. Nosotros, los habitantes de por aquí, ya conocemos los problemas que generan las urgencias históricas.
Checos, húngaros, polacos y rumanos quieren ser más occidentales de Köhl y Miterrand juntos, y para conseguirlo se han zambullido de cabeza en los respetables valores politicos del conservadurismo y la democracia cristiana y espiritual. Han dado el bandazo en busca de las libertades formales que jalonana el paraíso comunitario europeo. Las primeras muestras de este proceso están en los periódicos y enseñan la recuperación del parlamentarismo pluripartidista, al igual que las ansias de integración en los circuitos financieros internacionales. Las segundas, sin embargo, las tendremos más cerca, aquí, en Huesca, y traerán la imagen como soporte.
El certamen cinematográfico de la capital altoaragonesa nos invita a ver una selección de documentales informativos en los que podrá apreciarse el fruto de la neuva sitaución de la Europa oriental. Certificarán el advenimiento de nuevas fórmulas alejadas del anterior y monolítico dirigismo que caracterizó a las fenecidas democracias populares. Conocíamos lo que, desde el punto de vista formal y técnico, erna capaces de hacer los cineastas del Este. Ahora podremos acceder al nuevo mensaje de esta Europa que viene de la bruma de la desinformación y la homogeneidad intelectual cincelada a golpes de escoplo propagandístico. Será interesante la experiencia.