30ª Edición

2002

LA HORA DE LOS NIÑOS

La hora de los niños y Familiaridades fueron sin duda las obras más interesantes de la productora Cine Independiente de México. En palabras de Arturo Ripstein ésta fue una “pequeña compañía imaginada en una noche de borrachera, naturalmente, no en una sesión de cónclave” por Felipe Cazals, Tomás Pérez Torrent, Pedro Miret, Rafael Castanedo y el propio Ripstein. El director añade:

“Decidimos que para reunir fondos podíamos conseguir pinturas de una serie de artistas amigos, vender los cuadros […]. Las películas en ese momento tenían un presupuesto aproximado de unos sesenta mil pesos, unos cinco mil dólares, y no parecía muy complicado conseguirlos. Sin embargo, obtenerlos fue muy difícil, a pesar de la colaboración entusiasta de una bola de pintores amigos […]. Rafael Castanedo, muy generosamente, recuerdo que unos días antes de empezar yo la película, llegó con el salario mensual que le habían pagado en ese momento y me lo regaló todo para hacer nuestro trabajo. Conocí a Pedro Miret, un escritor español muy extraño; uno de sus cuentos me gustaba mucho y lo adaptamos entre Miret y yo para hacerlo película. Iba a ser originalmente un cortometraje, finalmente la película se alargó hasta llegar a una hora y pico que tiene ahora”.

Esa longitud alcanzada por La hora de los niños no se debe en absoluto a la suma de incidentes, pues, de hecho, casi no ocurre nada en la cinta. Decidido, según él mismo, a hacer un cine “brutalmente contrario al cine común”, Ripstein trabajo con “planos muy, muy largos”:

“Me importaba muchísimo un transcurrir del tiempo prácticamente real, aunque en realidad no fuera tan así, pero quería que se notara una densidad del tiempo que transcurre y el tratamiento de unos personajes absolutamente carentes de psicología; no sólo de psicología, sino de historia”.

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