29ª Edición

2001

El proverbio "lo bueno, si breve, dos veces bueno” parece no aplicarse en el cine alemán de los años 90. Si bien de vez en cuando un cortometraje alemán logra ser transmitido antes de un largometraje y, por consiguiente, cuenta con una gran audiencia, constituye más bien la excepción que confirma la regla. Los cortometrajes, por lo general realizados por jóvenes directores de cine, prácticamente no pueden competir con los lucrativos spots publicitarios, aunque sean igualmente de corta duración. Los cines no reflejan pues la realidad en lo que respecta a la producción cinematográfica en Alemania, donde se realizan anualmente cerca de 800 cortometrajes. La mayoría son creados en las Escuelas superiores de Cine de Munich, Potsdam-Babelsberg, Berlín y Ludwigsburg, así como en numerosas escuelas de arte y medios de comunicación. En esas escuelas nacen las directoras y los directores del futuro. Los cortos están considerados como tarjeta de visita y con frecuencia sirven de trampolín a una futura carrera cinematográfica.

En los años 90, la producción se incrementó y también se lograron éxitos de taquilla a escala internacional. Con “Balance” de los hermanos Lauenstein, “Schwarzfahrer” de Pepe Danquart, "Quest" de Tyron Montgomery/Thomas Stellmach y "Ein einfacher Auftrag” de Raimond Boy, nada menos que cuatro cortometrajes alemanes recibieron un Oscar. Otros cortometrajes como “Surprise” de Veit Helmer dieron una gira mundial por los festivales de cine y recibieron numerosos premios.

El cine alemán casi no brinda ninguna oportunidad a los cortometrajes alemanes, a pesar de que se lo merecerían, no olvidemos que grandes directores como Wim Wenders, Werner Herzog, Rainer Matsutani y Tom Tykwer también empezaron su trayectoria haciendo cortometrajes. En cambio, sí lo hacen en Alemania festivales de cine como las Jornadas internacionales del cortometraje de Oberhausen, el Festival internacional del cortometraje de Hamburgo, el Festival de cine de Dresde y otros muchos de menor importancia. Esos festivales así como la KurzFilmAgentur Hamburg, la principal agencia alemana de distribución y venta de cortometrajes, desempeñan un papel de suma importancia con respecto a la divulgación de cortometrajes en el extranjero. Asimismo, se ha incrementado el número de festivales que les dan cabida en sus programas como, a título de ejemplo, la Berlinale.

Los cuatro temas que componen este ciclo han sido escogidos por distintos motivos: las películas animadas alemanas (Trucaje a la alemana) son de elevada calidad; las comedias (Ironías del destino) son un género del que se echa mano frecuentemente por su buena acogida entre el público; las películas de amor (El amor y otras atrocidades) son mucho más melancólicas en Alemania que en otros lugares y suelen girar en torno a los impedimentos del amor; y la política (¿Política? ¡Política!) se manifiesta casi solamente en el debate sobre la guerra o en ensayos filosóficos. En su totalidad, estos programas constituyen una muestra representativa del nivel de calidad de los cortometrajes alemanes y reflejan el estado de ánimo de los alemanes hacia el final de los años noventa.

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