27ª Edición

1999

Cine documental mexicano contemporáneo

A cien años de su surgimiento, la década de los noventa ha sido testigo de la mayor crisis de la industria cinematográfica mexicana. Mientras tanto, el cortometraje y el cine documental, han mantenido saludable y vigoroso el arte cinematográfico.

Más allá del falso dilema entre el arte y la industria del cine, las películas cortas y los documentales son el otro cine mexicano. Los espectadores del Festival de Cine de Huesca conocen bien el cortometraje mexicano de esta década. México íntimo y profundo, permitirá completar la imagen de ese otro cine mexicano.

La inflación de costos de la producción cinematográfica, el advenimiento del vídeo con su versatilidad y su economía, el replanteamiento de los programas cinematográficos de algunas instituciones oficiales dedicadas a la investigación sociológica y atropológica, que dejan de producir películas para promover la trasferencia de tecnologías (vídeo) a las comunidades, la aparente desaparición del cine oficial, la censura y la autocensura, han conducido al cine documental mexicano a un novedoso tono intimista, y familiar que estas películas ponen en evidencia.

Este nuevo tono que parece haber dejado de lado lo abiertamente político, no elude sin embargo una realidad caracterizada por grandes contradicciones, y por las tensiones entre el neoliberalismo y el neozapatismo. Lo político se aborda ahora de la mano de lo mítico, lo mágico y lo estético.

Al terminar esta década el cine documental mexicano, y gran parte del arte mexicano, se han liberado de lo monumental, lo solemne y lo "objetivo", y ha descubierto, lo íntimo, lo familiar y lo lúdico. La nueva autonomía frente a la realidad, esta libertad, obligada o adquirida, le han permitido al cine documental contemporáneo ofrecer una visión nueva y dinámica de México, y del cine mexicano.

Enrique Ortiga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Publicar comentario