32ª Edición

2004

Phil Mulloy nació en Wallasey, Cheshire (Reino Unido), donde realizó sus estudios primarios antes de asistir al Ravensbourne Art College en el sur de Londres, donde estudió pintura. Después de realizar un cortometraje de animación como parte de los requisitos de admisión para el Royal College of Art, se especializó en la realización de películas de acción real y material para televisión, etapa que terminó en 1971, tras lo cual trabajo como guionista y director hasta finales de los años ochenta. Su traslado a Gales supuso un giro en el trabajo de Mulloy, que comenzó a realizar películas de animación a tiempo completo en un establo reconvertido en estudio cerca de Carmathen. Eye of the Storm (1989) era el estudio de un niño que llega a aceptar la brutalidad humana, y presentaba una sorprendente imaginería influida por la ejecución en la horca de los prisioneros de guerra rusos. Dicho trabajo anticipa el dinamismo iconoclasta de la década posterior y la amplia preocupación temática respecto a la crueldad del hombre para con el hombre. Possession (1990), una mezcla de acción real y animación, basada en la historia de Caperucita Roja, explora la tensión simbólica entre el lobo como agente del caos, y el leñador que impone el orden; un espacio metafórico que Mulloy utiliza coherentemente para exponer los aspectos ilusorios, contradictorios y nihilistas de la sociedad “civilizada”.

La serie de Mulloy en seis capítulos para Channel Four, Cowboys (1991-1992), hizo que su trabajo adquiriese importancia nacional e internacional, consolidando su compromiso con la animación como un vehículo liberador mediante el cual se puede abordar cualquier tema en cualquier contexto o género, y hacerlo de una manera rentable y más específicamente de “autor”. El éxito de estas divertidísimas “secuencias” sobre los códigos y convenciones genéricos, y su tratamiento de la masculinidad en una crisis de exceso, indujeron a Mulloy a realizar películas más intrínsecamente personales, tratando estos temas con mayor profundidad. En su obra maestra de 1993, The Sound of Music, Mulloy arremete contra la política sexual profundamente arraigada y basada en las clases de una cultura aparentemente arbitraria y violenta, de una forma directa, inteligente y retadora., definiendo esencialmente su trabajo como un modelo de esperpento satírico sin precedentes en la animación británica. Sus Ten Commandments (1993-1996) llevan este principio más allá, uniendo lo surrealista con lo social, presentando con inteligencia un Dios que, al crear al hombre a su imagen y semejanza, demuestra efectivamente sus propios defectos, su mezquindad y su indiferencia. Este Dios es tan inhumano como la humanidad que ha creado. Las distintas perspectivas de Mulloy en The History of the World son igual de audaces en su asalto desinhibido de las sensibilidades conservadoras. Mulloy ilustra e interpreta la atrocidad y la injusticia, a sabiendas de que son rasgos comunes de la condición humana ignorados, marginados o explícitamente reprimidos en otras obras de arte, pero reconocidos por su público.

El poder e intensidad de esa imaginería es a la vez una reivindicación de la animación como una forma única de expresión, pero también, lo que es más importante, del propio Phil Mulloy como crítico perspicaz de la inherente desigualdad, hipocresía  y conflicto que sustentan la vida contemporánea.

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