13ª Edición
1985
Desde el homenaje al primer creador cinematográfico, David Wark Griffith, hasta el estudio de la estética del cuerpo femenino, los dibujos de Pablo Núñez nos hablan de la permanente intención cinematográfica de su autor, desperdigada y recogida a la vez a lo largo de sus cuarenta años de profesión, aunque tal vez la afición al cine, desde los títulos de crédito hasta los dibujos taurinos, le venga de más allá del nacimiento; de esa región ignota del pensamiento -también del sentimiento y hasta me atrevería a decir que del instinto- donde se forman las realidades por las que atravesamos en el conocimiento con nuestros semejantes, en su forma de ser y de entender.
Esta exposición nos hace pensar en las posibilidades de la imaginación al servicio del entendimiento humano.
Pablo Núñez, cincuenta y cinco años de hacer fílmico, porque sus cromosomas coinciden con su nacimiento y su dedicación al cine, tiene la impronta indudable de un dibujante nato, de un dibujante que ve más allá de las líneas del papel, porque esas líneas las lleva a la pantalla, y aunque nos haya pasado del dibujo animado, éste, en sus manos, en sus líneas, sobre la pantalla, ha servido para mostrarnos su personalidad extrovertida, su innato sentido del humor, su facundia de buena ley y su querencia hacia las cosas y las personas, y los entramados de la memoria y de la diversión.
A través de sus dibujos taurinos, sobre el papael, sobre la pantalla, sabemos de su originalidad y de su sentido de la armonía, aparte de su personal visión de la "fiesta nacional", que se centra, diríamos que de forma catártica, sobre el hombre en su relación primigenia con el animal, su enfrentamiento y el desenlace que tiene lugar: no importa tanto la victoria de uno u otro, sino el hecho del enfrentamiento, de la dualidad vital de la existencia. Tal vez Pablo Núñez, inconscientemente, es lo que se proponía.
Se exponen 31 dibujos originales, de los cuales 18 pertenecen a la serie dedicada a la tauromaquia y que corresponden a su película ‘Templar, mandar y parar’, galardonada en el pasado Certamen Internacional de Films Cortos “Ciudad de Huesca” con el Danzante de Bronce y con el premio Jinete Ibérico (1984).
Carlos Losada