32ª Edición
2004
GABRIEL FIGUEROA (Ciudad de México, 1907-1997)
Colección Gabriel Figueroa Flores
“Restauración digital e impresión por Gabriel Figueroa Flores”
Sala de exposiciones
Diputación de Huesca
Fecha
10-28 Junio 2004
Producción
Diputación de Huesca
Colabora
Fundación Televisa
Festival de Cine de Huesca
Festival Huesca Imagen
El tiempo había pasado pero nada hizo olvidar a Gabriel Figueroa el recuerdo de sus años de estudiante en el Conservatorio de Ciudad de México, aquel sonido único de todos los instrumentos que le permitía reconocer la hermosura del aire. Durante toda su vida, Gabriel Figueroa, maestro de la fotografía de cine, se dedicó a pintar con luz la atmósfera de un tiempo detenido en el silencio y la soledad de los personajes que habitan la naturaleza conmovedoramente áspera del paisaje de México. Paul Guth comparó a los directores de fotografía cinematográfica con los compositores, que han de llevar en la cabeza la materia sonora salida de la nada; así debían aquéllos imaginarse las evoluciones de la luz, su densidad, su timbre, su diálogo con los personajes y los cuerpos.
Nada existe sin más, y ya sin la complicidad de su padre, Gabriel Figueroa Flórez interpreta, como el músico ante la partitura, las miles de imágenes del archivo familiar durante el complicado proceso de conservación, restauración e impresión. Para abordar con el exigible rigor tan ardua tarea, es fundamental su faceta de fotógrafo, imprescindible también en la selección de aquellas imágenes que decide imprimir. Gabriel Fernández Flórez es consciente de la cautela que debe regir el análisis de un fotograma como si fuera una imagen aislada, pero también sabe de la excepcionalidad de la fotografía realizada por Gabriel Figueroa. Cada imagen fue concebida de tal modo que aislada posee una dinámica interna capaz de remitir a la película, detenida en un solo plano.
De Gabriel Figueroa se ha destacado la madurez de su obra mantenida a lo largo de los años. De espíritu inquieto, su mirada atendió a los logros del cine expresionista alemán, atrapó el tiempo eterno, ese “tempo vital” de México que había descubierto Eisenstein, se abrió a la luz con Alex Phillips, aprendió de la audacia innovadora de Gregg Toland, creó las más bellas imágenes para el cine indigenista del Indio Fernández y pintó los grises clínicos del cine de Buñuel. Y en su compromiso de hombre libre con el tiempo que le tocó vivir, participó activamente desde el cine en el movimiento iniciado por los muralistas, cuya influencia plástica no pasa inadvertida en las composiciones y encuadres de las fotografías que prolongan con luz los hallazgos de la pintura y de las estampas del Taller de Gráfica Popular.
El Festival de Cine de Huesca celebra la singular topografía de historias contadas, evocadas e inventadas por Gabriel Figueroa a lo largo de su trayectoria con esta exposición para la que su hijo, Gabriel Figueroa Flórez, ha “salvado” una importante secuencia de imágenes que son un itinerario extraordinariamente revelador de la estética personal de la fotografía de Gabriel Figueroa, y de su eficaz colaboración con directores de cine tan destacados como Chano Urueta, Emilio Fernández, Luis Buñuel, John Ford, Roberto Gavaldón, Julio Bracho, Juan Antonio Bardem o John Huston.
Chus Tudelilla