35ª Edición
2007
Nacido en 1939 en Tbilissi, Georgia, Mikhaïl Kobakhidzé es un cineasta atípico que, a pesar de tener ya 60 años, sólo ha rodado seis cortometrajes. A finales de los años cincuenta, se matriculó en el prestigioso VGIK, donde dirigiría tres cortos. Fue alumno del taller de Sergueï Guerassimov.
Su primer cortometraje, Jeune Amour, estableció inmediatamente su estilo: imágenes en blanco y negro y guiones sin diálogos. Mikhail Kobakhidzé creaba sus películas con un espíritu a contracorriente del espíritu de su tiempo, prefiriendo la poesía formal al realismo soviético más en boga. Por esto sufrió las iras de los censores soviéticos que criticaron duramente sus películas, acusándole de ser “formalista” en varias ocasiones. A menudo comparado con Jacques Tati y Buster Keaton, su mundo es “una combinación sorprendente de frescura y ternura, de esperanza y resignación, un mundo más lleno de poesía que de comicidad” (Jacques Mandelbaum). Después de dirigir Les Musiciens, a Mikhaïl Kobakhidzé se le prohibió hacer películas en la Unión Soviética. A pesar de sus protestas, su carrera quedó destrozada y tendrían que pasar veinte años antes de que su trabajo fuera redescubierto y alabado en festivales internacionales de mediados de los noventa. Hoy, vive en Francia. En 2002 dirigió un cortometraje, En Chemin y en este momento prepara un largometraje Comme un nuage.
El Festival de Cine de Huesca presenta, por primera vez en España, la obra de este original cineasta, dedicándole un ciclo en el que podremos ver toda su filmografía hasta la fecha. Pensamientos de Mikhaïl:
«Creo que habría sido más natural que el cine hubiera empezado en color y que el blanco y negro hubiera sido una innovación posterior. Su expresividad es mucho más profunda y abstracta que la del cine en color» (Cahiers d’Europe n°2, 1997).
«Quería encontrar un lenguaje que todos pudieran entender. No quería que nadie tuviese la sensación de que faltaban las palabras, todo lo contrario, quería inventar una música con las imágenes, trabajar con formas universales como lo hace el ballet». (Libération, 3 de Julio, 1996).
Akréion Films