16ª Edición
1988
Con la llegada de la democracia la cinemaografía argentina estáviviendo una profunda renovación, propiciada en gran medida por la desaparición de la rígida censura que le había impuesto desde 1976 la dictadura militar. Bien se podría decir que a partir de 1983 el cine vuelve a ser cine en Argentina.
No parece necesario explicar que el cine de laépoca de la dictadura sólo podía reflejar aquello que le era permitido y esto no era mucho ni muy variado. Por otro lado, directores y técnicos cinematográficos habían partido hacia el exilio. Dede la gran expansión del cine argentino de los años treinta, en los que se distribuía por toda Iberoamérica, se había llegado en los setenta y primero años de los ochenta a una verdadera crisis con un acusado descenso de la producción anual de películas.
Con la democracia se vuelve a hacer cine: de las 12 películas anuales producidas como media a principios de los ochenta, se ha pasado a las 30 actuales. La creación del Instituto Nacional de Cinematografía, la supresión de la censura y la concesión de créidtos para la producción de películas ha colaborado a ello, hasta tal punto que el ochenta por ciento del cine que se realiza en la actualidad en Argentina lo es con ayuda estatal.
hoy el cine argentino ya puede contar la verdad. No solo regresan los profesionales exiliados (Los días de junio) sino que aparecen jóvenes valores que se incorporan a la nueva industria. Se produce un cine valiente que llama a las cosas por su nombre, que ejercela crítica social (Color escondido); un cine que denuncia la corrupción, las persecuciones, las torturas… que analiza la guerra de las Malvinas y sus consecuencias (Los chicos de la Guerra)… etc. Todo ello ha desembocado en un inevitable resurgimiento del más auténtico cine argentino que comienza a recibir premios en todo el mundo en reconocimiento de su valioso hacer.
Las ayudas del Estado, como apuntábamos, juegan un papel estelar en la actual producción cinematográfica argentina. No obstante, la precaria situación económica del país simpide una mayor potenciación de esta industgria; ello ha llevado, en muchos casos, a buscar vías alternativas de financiación, como la realización de coproducciones, de las que pueden servir como ejemplo las dos que presentamos en esta sección: Tangos, coproducida con Francia y El amor es una mujer gorda, con Holanda. La historia muestra una vez más que los problemas económicos pueden ser superados, al menos parcialmente, con la ayuda que prestan la imaginación y la libertad.
La muestra queofrece esta edición del Certamen (8 largometrajes y otros tantos cortometrajes) es sin duda elocuente y suficientemente representativa de su producción en los últimos cuatro o cinco años: los del cine argentino en democracia.