Premio LUIS BUÑUEL
44ª Edición
2016
Jean Claude Carrière, tramador de historias.
Recuerdo la emoción cuando, hace años, conocí a Jean-Claude Carrière en su casa de París, una casa magnífica —antiguo burdel y casino llamado Cercle Masse— situada cerca del antiguo Café Cyrano, mítico lugar de reunión del grupo surrealista y frente al famoso cabaret Le Chat Noir. Jean-Claude me recibió con simpatía y yo, como sabía de su afición por los libros, le regalé El Criticón de Baltasar Gracián, aunque suponía que ya se encontraría en alguno de los anaqueles repartidos por toda la casa, conteniendo una impresionante colección bibliográfica con incunables y ediciones imposibles de encontrar. Entre estos tesoros conserva La Inmaculada Concepción, dedicado por Paul Éluard y André Bretón a Buñuel, y con la posterior dedicatoria de Buñuel a Jean-Claude cuando se lo regaló.
Hablando de libros, a Jean-Claude debemos que convenciera a Luis Buñuel para escribir una obra tan fundamental como divertida: Mi último suspiro, la biografía escrita al alimón con don Luis como si del último de sus guiones se tratara, una auténtica delicia, pensada como un libro-retrato más próximo a la novela —basada en hechos reales— que a una biografía propiamente dicha. Claro que quienes amamos su cine le debemos mucho más: seis guiones escritos con Buñuel llevados a la gran pantalla (además de otros tres que no llegó a dirigir), entre ellas El discreto encanto de la burguesía, premiada con el Óscar a la mejor película extranjera en 1972.
También recuerdo cuando Ángeles González-Sinde le hizo entrega a Jean Claude de la Medalla de la Orden de las Artes y las Letras de España, reconociendo su aportación al cine, al cine entendido como Cultura, y no solamente por su estrecha relación con Buñuel, también por su colaboración con directores españoles de la talla de Carlos Saura, Fernando Trueba y Luis García Berlanga. Recuerdo que con humor dijo: «Tengo un matrimonio secreto con España» y algo más serio, afirmó que «el arte tiene que ser defendido, pero sin caer en el arte oficial», toda una declaración de principios de alguien que vive el arte y la cultura.
Su pasión por la literatura le ha llevado a adaptar para el cine una gran cantidad de novelas, comenzando con Le Journal d’une femme de chambre, de Octave Mirbau para ser filmada por Buñuel en 1964, pero también a escribir una gran cantidad de guiones originales en los que sigue trabajando actualmente.
Carrière también es escritor de ensayos, como La película que no se ve, o de sus libros de memorias Le vin bourru y Para matar el recuerdo; sus divertidas conversaciones con un Buñuel redivivo en Le réveil de Bunuel; su pasión por países como México y la India en sus respectivos Diccionarios enamorados, su edición del Mahabharata o libros que como los dos volúmenes de El círculo de los mentirosos constituyen un sorprendente compendio de historias.
Le dedicó a Buñuel La controversia de Valladolid, una novela en la que confluyen las grandes pasiones de su vida: la historia, el cine, el teatro y la literatura. De esta obra realizó una versión teatral que, entre otros sitios, se representó en el claustro del convento de San Gregorio de Valladolid, el mismo convento en el que Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda se enfrascaron en una discusión para dilucidar si los indios tenían alma o no, es decir si podían ser cristianos o solamente esclavos…
Con Peter Brook ha trabajado 39 años compartiendo la pasión por el teatro, la misma que le ha llevado a presidir durante 30 años el Festival Printemps des Comédiens en Monpelier.
Es evidente que Carrière merece el reconocimiento del Festival de Huesca, como mereció el Oscar en 1962 con el corto Heureux Anniversaire (escrito y dirigido con Pierre Étaix) además del Oscar honorífico que le entregó Hollywood en el 2014 , o el César por el guión de El retorno de Martín Guerre, o los que le otorgó BATFA por El discreto encanto de la burguesía y La insoportable levedad del ser, pero pese a los muchos premios recibidos, me consta que el Premio Luis Buñuel va a ser especialmente emotivo por todo lo que compartieron juntos, y porque Buñuel sigue siendo, hoy en día, un maestro para él.
Javier Espada
Javier Espada