Se instauró en 1998 recogiendo el sentir del Comité de Dirección, tras los homenajes que el Festival le dedicó en diversas ediciones y tras la aprobación de sus hijos Juan Luis y Rafael.
El trofeo inicial fue una creación del reconocido artista oscense Eduardo Cajal, realizado en bronce y desmontable. Representaba el dintel de una puerta y según el autor, se inspiró en su largometraje El Angel Exterminador.
Nueve años después se cambió de imagen el trofeo, concretamente en la 34 edición. La actual escultura es obra del artista zaragozano Fernando Sinaga.
Se trata de un abanico desplegado que está cargado de un amplio significado.
Según su autor durante varias ocasiones le vino a la mente el abanico, sobre el que fue reflexionando y al final se convirtió en su fetiche. Este objeto, destaca Sinaga, representa al mismo tiempo la «seducción» y la idea de «lo secreto y lo oculto». Por otra parte, al tratarse de un galardón que se entrega y se porta en la mano, este artista quería huir de la iconografía seudoartística que habitualmente tienen los premios de cine, que finalmente no son objetos artísticos». Tenía que ser algo unido a la mano y que no pudiera ser entendido sin vincularse a ella. Como tampoco quiere que este premio que pesa unos dos kilos y está elaborado en bronce acabe en cualquier rincón perdido y oculto ha pensado en «una pieza que se aleja de la idea de considerarse trofeos que se ponen en un aparador».